Es una película de animación japonesa del año 1988, dirigida por Isao Takahata, cuyo título
en español es “LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS”, es considerada una de las mejores
películas antibelicista de todos los tiempos y una obra maestra del cine de
animación. Esta basada en el libro autobiográfico
de Akiyuki Nosaka, la crítica la califica como
“una maravillosa historia que te romperá el corazón”, personalmente me lo rompió y me
conmovió hasta las lágrimas.
La
historia se desarrolla en la segunda Guerra Mundial, específicamente en el
verano de 1945, cuando la aviación estadounidense somete a diversas ciudades japonesas a
continuos ataques aéreos, afectando la ciudad de Kobe en al cual se encuentran Seita de catorce
años, su encantadora hermanita Setsuko de 5 años y su mamá, cuyo padre y esposo
es un militar de alto rango que se encuentra en la guerra, en
unos de los ataques la madre de
nuestros personajes debido a una enfermedad
se ve en la necesidad de adelantarse a los refugios que hay para
protegerse, dejando a Seita a cargo
de Setsuko acordando que se encontraran
en el refugio, sin embargo el tiempo no les permite llegar a tiempo y al buscar
a su madre después del bombardeo, la
encuentran mal herida en una escuela que fue adaptada como hospital, quien
finalmente muere.
Ante la muerte
de su madre, Seita y Setsuko se van a vivir
a la casa de unos tíos, evitando Sita que Setsuko se dé cuenta que su
mamá ha muerto, los cuales desde el
inicio no fueron bien recibidos pues representaban una carga para la tía y es
que en la escases que genera la guerra había que cuidar hasta el último grano de
arroz, ante los maltratos de la tía,
Seita decide irse de la casa e instalarse en condiciones paupérrimas en un refugio
de guerra abandonado en el campo con su
pequeña herma Setsuko.
Al inicio
parece una aventura divertida y liberadora de los maltratos, tomando los mínimos
elementos para hacer una vida más liviana, tales como observar a las Luciérnagas
y utilizarlas como luz dentro de la obscuridad de su nuevo hogar, sin embargo
la vida de esos luminosos insectos no es muy duradera, orillando a la pequeña
Setsuko a realizarles una tumba en dónde deposita sus restos, en una escena por
demás triste está acomodando los restos
de las Luciérnagas y diciéndole a su hermano que sabe de la muerte de su
madre.
La suerte no les favorece pues se terminan sus pocas provisiones de comida y
el escaso dinero que le quedaba, por lo cual se ve en la necesidad de robar
frutos e ingerir cualquier animal comestibles, esto conlleva a una terrible desnutrición
a la pequeña Setsuko, lo cual terminará en un literal desgarrador desenlace
para la pequeña cuando en un delirio al borde de la muerte confunde bolitas de tierra con caramelos, el cual probablemente sea predecible
de lo que he narrado, pero no tiene comparación con el efecto que puede
generar el desenlace y así poder entender porque inicia la película con el
final. Con la narrativa de Seita “el 21
de septiembre de 1945 fue el día en que morí”,
desprendiendo un sentimiento de melancolía que no es para menos.
También
Cuenta con escenas enternecedoras de sobremanera, las cuales se desarrollan cuando
Seita, en un manifiesto inconmensurable de amor a Setsuko, procura a toda costa que su hermanita este tranquila y en la medida de lo
posible tenga alegrías, jugando siempre con la distribución de la ultima cajita de caramelos que les
endulza un poco la amarga realidad que tienen y la cual acompañara a ambos en
el desenlace.
Personalmente
esta película es de mis favoritas, porque aun siendo de animación me atrevo a
decir que es el peor drama que he visto y que me ha conmovido hasta las lágrimas
como ya lo referí al inicio, filme que he visto más de diez veces y la podría
ver mil más produciéndome el mismo efecto
de repulsión hacia los conflictos bélicos, por el precio que tienen que pagar los más inocentes;
asimismo me ayudo a reflexionar sobre lo
afortunada que soy por contar con una familia que siempre me ha protegido. Es una
película que definitivamente todos los amantes del cine tienen que ver.
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